No cabe duda que los diseñadores tenemos un sexto sentido para saber reconocer cuando una composición no funciona, si un tipo de letra no va con el anuncio o si de plano una revista es una porquería.
Debemos saber todos los temas culturales. Imagínense si no sabemos qué significado tiene una calavera en cierta comunidad.
Requerimos de cierto esoterismo el mover nuestras piezas visuales y combinarlas queriendo llegar a la comunicación perfecta. No más, no menos.
Sabemos aprender del trabajo hecho por nosotros anteriormente y reconocer el de los demás.
En algún momento, cuando nuestro cliente está sobre nuestro tiempo, puede que no quedemos satisfechos por la premura. Pero cuando tenemos más tiempo de lo normal solemos sobre-trabajar nuestros diseños. Tenemos que encontrar el momento exacto y decir BASTA.
Cuando platicamos con otras personas, quizá no entiendan que hacer una página web no es tan fácil, aunque su sobrino lo haya hecho con plantillas de Microsoft. O su secretaria tiene unos programas que lo hacen en horas.
Al ver nuestro trabajo impreso o en Internet es el momento más feliz, tocar y ver las horas y desvelos invertidos. La satisfacción de que nuestro cliente quede contento, de seguro nos recomendará con alguien.
Me siento alegre porque sé que es una pica, qué retícula utilizaré para la siguiente revista. Qué navegación me conviene para el sitio N, por supuesto Flash para el sitio R y CSS para el sitio Z.
Me sentía un poco triste porque mis clientes no tienen para invertir, pero me siento bien por mí y por ellos cuando me hablan y me dicen Adan adelante con el proyecto.
Escrito por adanVecindad en Junio 8, 2004