Creada hace más de dos décadas, la Comisión de Autorregulación Publicitaria es cuestionada hoy en día por su falta de efectividad y contundencia a la hora de dirimir conflictos en el ámbito publicitario.
Hace 25 años, en medio de una tendencia de autorregulación que imperaba en el mundo publicitario, surgió en Colombia la idea de crear un código que rigiera los contenidos de los mensajes publicitarios. Sin embargo, la sola creación de estas normas no era suficiente, por lo cual surgió la necesidad de fundar una entidad que se encargara de darles cumplimiento, con lo cual surgió la Comisión de Autorregulación Publicitaria .
Según Carlos Delgado Pereira, presidente de la Anda y uno de sus fundadores, la experiencia hasta ahora ha sido positiva. “Se trata de una entidad efectiva, que atiende a una tendencia mundial que se ha mantenido por años: la de la autorregulación. Existen organismos de este tipo en casi todos los países del mundo”, indica.
A juicio de Delgado, uno de los factores que más han contribuido a la permanencia y vigencia de la Conarp ha sido su mediación para evitar los largos y tortuosos procesos judiciales que involucren a gente del sector publicitario cuando de dirimir conflictos administrativos y judiciales se trata.
Sin embargo, a pesar de las bondades que a simple vista pueda tener la existencia de un órgano que propugne la autorregulación en el medio publicitario, la realidad es un poco distinta. Pese a reconocer sus avances, voceros entrevistados por P&M afirman que la labor de la Conarp tiene serios vacíos y que en términos generales es una entidad a la que le “hacen falta dientes”.
De acuerdo con Fernando Martelo, presidente de la agencia Publicis CB, aunque la Conarp es una loable iniciativa, factores como “el tiempo que toman los procesos, el que los medios no se adhieran a los fallos y que éstos no puedan hacerse públicos van en contra de su efectividad”.
Opinión que coincide en buena parte con Juan Carlos Peña, de la agencia Lowe/SSPM, quien considera que una de las principales falencias de la Conarp es su falta de poder legal, lo cual les resta efectividad a sus pronunciamientos. “Su efectividad depende mucho de las expectativas que se tengan sobre su operación. Es un ente bien intencionado, que sirve como instancia para resolver inconvenientes pero apelando a la ética profesional”, agrega Peña.
Por su parte Juan Pablo Rocha, director de la agencia JWT, considera que a pesar de ser un ente positivo, hay que reforzado. “Creo que para que la Conarp sea efectiva debería poder sancionar a las agencias y anunciantes e, incluso, a los medios que violan los estatutos”, sostiene Rocha.