Hace poco te contábamos las posibilidades de difusión y virilidad que puede ofrecerle a una marca recurrir a un influencer en su estrategia de marketing online. Sin embargo, lo cierto es que, dependiendo del sujeto que elijas para “influenciar” en tus seguidores y consumidores, este recurso puede suponer una inversión que no está al alcance de cualquier bolsillo.
Esto es porque la gran mayoría de estos líderes de opinión tienen el rango de ‘celebrities’, por el volumen de seguidores que mueven; hay muchas marcas que se los rifan y resulta muy caro recurrir a ellos.
Si trabajas en una pyme y el recurso de los influencers más famosos está fuera de tu alcance, te interesará saber que un usuario común de redes sociales también puede determinar la decisión de compra de otros muchos y cambiar su percepción de tu producto o servicio.
Son los ‘micro-inlfluencers’, con menos alcance (una media menor a los 10.000 seguidores) pero con influencia digital real, ya que precisamente su anonimato les otorga mayor credibilidad. La sombra de la duda no se cierne sobre ellos, porque el resto de usuarios no duda de la autenticidad de lo que afirman; no piensan que están “comprados”.
Algunos de ellos se ofrecen a colaborar de manera gratuita (dependiendo de la afinidad que sientan con la marca) y en otras ocasiones basta con mandarles una muestra o el producto en cuestión para que lo valoren.
Piénsalo: ¿qué importancia la de un usuario a los comentarios de los clientes de un hotel antes de reservarlo? ¿y antes de elegir restaurante? ¿y sobre un producto nuevo? La respuesta para todos los casos es la misma: mucha. Dos o tres reviews con 2 ó menos estrellas, y seguramente los clientes caerán en picado.
No es más que el tradicional boca-oreja pero en versión 2.0. En realidad lo único que cambia es el escenario y las herramientas para comunicarse, pero el objetivo es el mismo: consultar qué opinan otros antes de decidirnos a comprar.
Los beneficios de recurrir a los ‘micro-influencers’ para construir y mejorar el boca-oreja de una marca son palpables en un sinfín de sectores. Marcas de viajes, de moda, de tecnología o de comida ya se han servido de ellos.
Desde las fotos de Instagram, a tuits, posts en Facebook o vídeos en directo en Snapchat o Periscope. Son muchos los contenidos que nuestro micro-influencer puede publicar narrando cómo está siendo su experiencia en nuestro spa, probándose el último modelo de nuestras zapatillas o contado qué le han parecido los auriculares que se sumergen bajo el agua. Sea cual sea el formato, las marcas consiguen una media de 3 a 5 veces más engagement.
Existe muchas herramientas para identificarlos y encontrarlos. Se trata de controlar quien visita más tu página o quién consume más tus productos o servicios y descubrir quién habla bien de ti; para ello busca menciones, hashtags y comentarios, también fuera de las redes sociales en las que estés presente. Bucea en Internet y busca reviews en foros, webs de recomendaciones y por supuesto en la tuya propia.